martes, 9 de junio de 2009

Vallas donde vayas

La población limeña se encuentra expuesta a la gran contaminación visual que aqueja a casi todos los distritos, en especial a los más concurridos; perturbando así la visualización de los peatones y malogrando la estética de nuestra ciudad. Pero no sólo somos los residentes los afectados, sino que también los turistas se llevan una dosis de éste malestar los cuales, vayan donde vayan son atacados por la publicidad indiscriminada.


Era verano, día sábado, a las 8 de la mañana, el sol amenazaba estar en su máximo esplendor, todo era perfecto para pasar el día frente al mar y dejarse quemar por los rayos del sol, comer un rico cevichito y disfrutar el día con los amigos; sin embargo para gozar de todo esto era inevitable soportar aproximadamente una hora de viaje por la Panamericana Sur, la cual se encuentra repleta de gigantescos carteles que publicitan descontroladamente todo el mercado peruano, es imposible pasar con el carro y dejar de ver la enorme botella de Inca Kola, el sol sonriente de D´onofrio, una chica en bikini con una cerveza en la mano, baterías, bloqueadores, seguros de vida, cremas, champús de todas las marcas, celulares, bancos, licores, cementerios, en fin toda esta gama de productos y servicios en descomunales avisos en el camino al Sur.
Los primeros 56 kilómetros de la Panamericana Sur tienen 228 carteles publicitarios, los que son vistos por pasajeros de aproximadamente 6 mil vehículos que recorren la carretera rumbo a las playas, quienes observan la poca o bien lograda creatividad de los publicistas que se rompen el cerebro para crear esos llamativos carteles de casi 20 toneladas y por los cuales gastan millones de dólares.

Y aquel día que al parecer era propicio para el relajo puede terminar en un lamentable accidente por el conductor que se distrae con algún enorme producto, no por nada se han registrado 148 vuelcos de vehículos entre los kilómetros 20 y 179 de la Panamericana Sur.
No contentos con ello, las empresas de publicidad no cumplen con las reglas de seguridad que fijó la Ordenanza 1094, la cual establece que los paneles deben estar separados por 300 metros de distancia uno del otro y que tampoco pueden invadir los aires de la pista. Sin embargo se encuentran ubicados cada 100 metros. Además, prohíbe colocar avisos publicitarios en la berma central.

Esto es terrible para la promoción del Turismo, para aquellos extranjeros que salen de sus países a ver otros aires, a conocer nuestras playas o practicar deportes como el surf, y que sin embargo tienen que aguantar la invasión publicitaria toda la ruta al Sur.

El sol se fue con el verano, sin embargo la cantidad de publicidad sigue y aumenta. Y como si esto no fuera suficiente, no es sólo un sábado de verano en el que se busca un espacio de diversión y relajo sino que todos los días, todos los meses, todo el año, siempre y ahora más, casi todos los distritos de Lima están invadidos por carteles comerciales, ya parece un mercado persa con anuncios de todo tipo impuestos a las personas por empresas que sólo buscan llenarse los bolsillos importándoles poco la contaminación visual que generan.



Vallas donde vayas, ¿Por qué? Al trabajo, al colegio, a la universidad, a pasear, a ver un partido de fútbol, a la peluquería, al dentista, a tu casa, esto es insoportable para los limeños; pero es aún mas terrible para el turista que viene a visitar museos, galerías de arte, a comprar recuerdos del Perú, a un restaurante, a comprar ropa, o simplemente caminar por las calles con sus grandes mochilas y sus cámaras fotográficas con lentes kilométricos, sin embargo se encuentra con desproporcionados e innumerables avisos. Nadie se escapa, niños, jóvenes, adultos, ancianos y los pocos turistas que pisan nuestro suelo limeño; parece que los peatones y conductores son perseguidos por estos monstruos de la publicidad, expuestos a la sobreabundancia de estímulos visuales y esto ésta comprobado, puede entorpecer el procesamiento de información. Cuando una imagen supera el máximo de información que el cerebro humano puede asimilar, se produce una especie de estrés visual, las reacciones psicofísicas se ven alteradas, la percepción se vuelve caótica y la lectura ordenada del paisaje se hace imposible.
La imagen de la ciudad se encuentra deteriorada al imponer una omnipresente contaminación visual y arruinando así numerosos espacios públicos.
Entre los distritos mas afectados por ésta contaminación visual tenemos a Jesús María, como se puede observar en los alrededores del Círculo Militar, el Campo de Marte y el Parque de los Próceres. Otro distrito podría ser San Miguel, que en su zona comercial se encuentra llena de paneles en casi todas sus cuadras.
Estas empresas en su lucha por posicionar sus marcas y acercarlas cada vez más al consumidor final, no reparan en gastos, y les interesa poco el malestar que sufre la sociedad limeña y mucho menos el daño que hacen a la economía del país al espantar a los turistas. Empresas inescrupulosas que se encargan de malograr las calles de Lima, cuyas publicidades se han convertido en parte habitual del paisaje urbano e interurbano, éstas son Carteleras Peruanas, Punto Visual que tiene 4564 publicidades entre torres, unipolares, paneles, prismas, clips, paraderos, cabinas, vallas y paletas en todo Lima y que está valorizado en 15 millones de dólares, el Grupo Vallas, Clear Channel, que con sus paneles luminosos en las avenidas mas concurridas como Arequipa, San Felipe, La Mar, Javier Prado, Angamos, La Marina no sólo contaminan sino que impiden la visibilidad a conductores y transeúntes, ocasionando frecuentes accidentes de tráfico. Esto es publicidad inteligente, en la que (las agencias de publicidad) hacen uso de una cantidad de elementos psicológicos para captar la atención.

Lamentablemente ni la Policía de Tránsito, ni las municipalidades han hecho un estudio sobre el impacto de la contaminación visual en los accidentes de tránsito.
Pero no sólo estas empresas son las culpables de la gran contaminación visual que aqueja a nuestra ciudad sino que distritos como San Isidro, San Borja, Lince, Pueblo Libre y casi todos los distritos están llenos de publicidad municipal.

Otro aspecto de ésta contaminación es la cantidad de postes que hay en la ciudad, especialmente en el cercado de Lima, y sólo es necesario levantar la vista para observar la cantidad de cables que cruzan las avenidas, ocultando nuestro cielo gris, que dan un muy mal aspecto a las calles tradicionales de Lima.
Sin embargo estamos tan acostumbrados y tan sobrexpuestos a la contaminación visual que la soportamos como una enfermedad crónica.
En Lima hay interminables lugares turísticos que dejarían a los extranjeros con la boca abierta de admiración, sin embargo aquí falta una institución autónoma que se encargue específicamente del sector turismo de manera integral y que pueda tratar de cambiar las miles de limitaciones que tenemos y que ayude a fortalecer los servicios que el país ofrece a los turistas.

Como vemos a estas limitaciones se le suma una más que es la contaminación visual. Sin embargo, los alcaldes de los distritos más comprometidos, en cuanto a contaminación visual se refiere, no hacen nada por revertir esta situación, que no sólo afecta a los pobladores de Lima, sino a los aproximadamente 2 millones de turistas que vienen al año, de los cuales casi ninguno regresará si tenemos nuestra ciudad de esta manera, por lo que urge un cambio en la presentación de la ciudad, sin la contaminación aludida.

2 comentarios:

  1. Ese es otro gran problema: la contaminación visual. Es lo que se consideró, por ejemplo, durante el gobierno edil de Alberto Andrade Carmona, quien sugirió e impuso que se cumpla que los letreros en el Centro de Lima, partiendo por la zona que circunda a la Plaza Mayor (Plaza de Armas), debían ser cambiados por negros. De esta manera, se produjo un cambio. Los colores tan disonantes en un jirón tan concurrido como lo es el De la Unión, se convirtió en un reto para los diseñadores de los nuevos logotipos de empresas que se instalarían en el centro; y para los que ya tenían su logotipo creado y debían funcionar sí o sí recurrieron a las propuestas iniciales o variantes del logotipo, ya sea en sólido positivo o sólido negativo.

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  2. Es verdad la contaminacion visual es algo que pocas peronas toman en cuenta, ya que como bien lo citan hasta las mismas municipalidades de diferentes distritos las colocan de una manera desorbitante en las calles, pero tambien es verdad que en las zonas donde mas hay esos paneles de publicidad es donde hay mas comercio y lamentablemente el peruano promedio se deja llevar muchas veces x una publicidad que x el producto mismo en si, talvez tanta publicidad sea mala pero en nuestra sociedad tan mal acostumbrada se ha convertido en un elemento cotidiano e incluso un modo de distraccion en nuestar tan agitada vida, sobre todo la de los conductores en lima que tienen que liar con el trafico.
    Para el sector turismo es posible que los extranjeros lo tomen de dos formas : uan seria con desagrado ya que verian nuestra ciudad como un circo que promociona su espectaculo pero por toda la ciudad y le desagrade o tenemos la otra opcion de que por lo mismo que es novedad para ellos les guste, no en vano vemos turistas que van por las calles tomando fotografias por nuestra capital.
    En resumen la publicidad visual no es mala pero si deberia ser un poco mas controlada porque saturan inconcientemente a las personas

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